El azúcar, amigo del cerebro y demonio de la dieta sana
*** El cerebro, los músculos y el sistema nervioso necesitan azúcar, que viene incorporado de forma natural en alimentos como las frutas.
Pocas personas saben resistirse a la aparición de un dulce. Siempre apetecibles, un pastelito, una galleta, un helado, una mousse hacen sucumbir al más disciplinado de los mortales. Todavía no ha desaparecido el dulzor y la cremosidad en la boca que ya ha saltado en el cerebro una sensación de culpa.
¿Por qué el azúcar se ha convertido en el demonio dietético de nuestro tiempo?
Nuestro cuerpo necesita azúcar para funcionar y lo sabe. Especialmente, el cerebro, los músculos y el sistema nervioso lo usan como combustible. Por eso los deportistas –especialmente quienes realizan esfuerzos prolongados o intensos– lo ingieren en cantidades inmoderadas cuando están en pleno ejercicio. Es la manera de que la maquinaria no se detenga de golpe.
Muchos alimentos contienen azúcares naturales. Por eso una persona que realiza un trabajo no especialmente físico no necesita comerlo suplementariamente. Cuando lo hace, la respuesta está en el espejo: mofletes, barriga, “cartucheras”. Y una lista horrorosa de enfermedades: caries, diabetes, afecciones cardiovasculares, gota… Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una dieta saludable no debe exceder del 10% de azúcares en la ingesta diaria.
El azúcar está entre nosotros desde muy antiguo. La caña que lo produce es originaria del delta del Ganges, por lo que se considera que serían las sociedades indias las primeras en tener conocimiento de este tesoro que se consigue al triturar esa planta y posteriormente hervir y cristalizar su jugo. En los textos sagrados del Ramayana que tienen su origen hacia 1200 aC ya se cita el azúcar. Lavanguardia