Una nueva pandemia: la globesidad

*** La pandemia de la obesidad se expande a pasos agigantados. ¿Podemos hacer algo desde nuestro lugar para detenerla?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha acuñado el término globesidad para referirse a la pandemia de obesidad que está presente desde hace más de 4 décadas en todo el planeta. Se trata de un problema de salud grave que trae consecuencias particulares en las personas, pero también comunitarias en los diferentes países.

El concepto de globesidad, o globesity (en inglés), apareció a inicios de la década del 2000. La OMS lo acuñó tras determinar, a finales del siglo pasado, que la obesidad era uno de los principales factores de riesgo de mortalidad.

Los datos que analizaremos a continuación son más que evidentes. Cada vez hay más personas obesas y eso se traduce en una peor calidad de vida para este grupo, así como también en un mayor costo para el sistema de salud.

Los datos de la globesidad

La prevalencia de obesidad en el mundo se ha triplicado desde 1975. Esto significa que en unos 40 años hemos aumentado exponencialmente la cantidad de personas que tienen un peso muy por encima de lo recomendado.

Solo en Estados Unidos, de acuerdo a los datos de la American Obesity Association, el 42 % de los adultos tiene obesidad. En España se calcula que el 37 % de los adultos padecen sobrepeso y el 17 % son obesos.

Si nos fijamos en la edad pediátrica, la alarma es mayor. La existencia de altas tasas de obesidad en los niños denota que el futuro se encamina a un aumento de esta pandemia.

39 millones de niños menores de 5 años registran sobrepeso en el mundo. Eso ya es mucho. Pero no parece demasiado si nos detenemos a observar que 340 millones de niños entre 5 y 19 años son obesos o están con sobrepeso.

Esta pandemia tiene un componente de desigualdad social. Y el mismo se registra sobre todo en la infancia. Según datos de UNICEF y de la Fundación Interamericana del Corazón, hay 31 % más de riesgo de ser obeso entre niños con bajo nivel socioeconómico que entre sus pares de clase media-alta.

La globesidad afecta a los sistemas de salud y a las economías de los países porque aumenta el gasto que se debe destinar a su atención y a las patologías concomitantes. En 2010 se gastaron 315,8 billones de dólares en el tratamiento de enfermedades que tienen como base a la obesidad.

El ambiente obesogénico

La idea de que vivimos en sociedades con ambientes obesogénicos es conocida en el mundo de la ciencia. Diversos estudios médicos y sociológicos estipulan que desde la década de 1980, cada vez más, las poblaciones son urbanas, sedentarias y con peores hábitos alimenticios.

Esto se atribuye, sobre todo, a la globalización. Estilos de vida que se imponen de manera uniforme y publicidades que determinan lo que se debe comer. A la par, los cambios económicos que incrementan las desigualdades provocan que la globesidad se expanda y lo haga en los sectores más vulnerables.


Las ciudades obesogénicas

Uno de los principales factores de riesgo para que continúe la globesidad es el paso de las personas que se mudan de los ambientes rurales a los citadinos. Cada vez más hay concentración y aglomeración de personas en las urbes.

El ambiente de las ciudades favorece elementos que contribuyen al sobrepeso. Las personas tienen menos tiempo para prepararse comidas en su hogar, pasan horas en las calles trasladándose en vehículos hacia lugares de trabajo, educación o esparcimiento.

La publicidad también es más agresiva en las ciudades. La cartelería abundante, los mensajes de audio que se oyen desde todos lados y la presencia de grandes afiches en los kioscos con imágenes de comidas poco saludables favorecen que la nutrición no sea la óptima.

El sedentarismo

El otro factor de riesgo para la globesidad es el sedentarismo. La realización de ejercicio físico es mínimo a nivel poblacional. Esto parece una paradoja, ya que cada vez más se promocionan gimnasios y estilos de vida fitness.

Pero los datos son contundentes. Según investigaciones, la falta de actividad física es capaz de producir más muertes que la obesidad en sí.

El ambiente de las ciudades explica en parte este sedentarismo. Las ocupaciones constantes y la aparente falta de tiempo han llevado a que las personas no encuentren la manera de dedicar 30 minutos o una hora diaria al movimiento.

Del mismo modo, los avances tecnológicos favorecer en algunos aspectos la falta de ejercicio físico. La conectividad que permite realizar muchas tareas desde la comodidad del sillón o teletrabajar sin salir del hogar, son excusas para evitar el deporte.


La transición nutricional

Transición nutricional es el concepto que se emplea para describir cómo la población mundial consume cada vez más ultraprocesados y deja de aplicar las técnicas tradicionales de cocción y preparación. De nuevo, este fenómeno parece vincularse al éxodo hacia las ciudades.

En el fondo hay también cuestiones económicas. Es más barato comprar un producto industrializado que adquirir frutas y verduras frescas. Las que se comercializan como orgánicas tienen un costo elevado porque las granjas son pequeñas y no disponen de estructura de distribución.

La facilidad con la que los alimentos poco saludables y obesogénicos se consiguen en cualquier supermercado es determinante. Las grasas trans, los hipercalóricos y los azucarados están disponibles en las góndolas para no perder tiempo y comer lo que sea, en medio de una rutina agitada.

Podemos revertir la globesidad

Aunque el panorama parece desolador e irreversible, debemos entender que las medidas para revertir la globesidad están al alcance de la mano. Algunas cuestiones básicas dependen solo de nosotros y de nuestra voluntad.

Si bien se requieren leyes y garantías que mejoren la accesibilidad de las poblaciones a los alimentos saludables, el hecho de hacer ejercicio físico y mejorar la pauta dietética no siempre es un objetivo lejano. Debemos recordar que la globesidad trae aparejados muchos otros trastornos que aumentan su prevalencia a la par:

  • Hipertensión arterial.
  • Diabetes tipo 2.
  • Infartos agudos de miocardio.
  • Accidentes cerebrovasculares.
  • Hígado graso.
  • Apnea del sueño.

Así que si notas que estás excedido de peso o calculaste tu índice de masa corporal (IMC) y descubriste que te encuentras en el rango de obesidad, consulta con un médico. El profesional sabrá guiarte para elaborar un plan de reducción de kilogramos que sea saludable.

Esta pandemia seguirá aumentando, a menos que hagamos algo. Tomar consciencia del problema es uno de los primeros pasos. Mejorconsalud

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